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Suena a chiste, pero de gracia… poca. ¿Cómo puede ser que nuestro bebé recién nacido duerma 17 o 18 horas y nosotros apenas descansemos 3? El Instituto Europeo de la Calidad del Sueño calcula que en el primer año de vida de un hijo los padres pierden «entre 400 y 750 horas de sueño». Aproximadamente dos horas cada noche, 88 noches en vela. Solo se libran los que han tenido un «bebé unicornio, ese 18% de criaturitas que no reclaman a sus padres por la noche».
Los ha bautizado así Laura Pazos, psicóloga infantil y autora de 'Buenas noches. Guía práctica para acompañar el sueño de tu bebé con amor y ciencia' (Editorial Zenith). Tiene tres hijas y «todas han sido de ese 82% restante». Habrá que cambiarle entonces el sentido al dicho ese de 'dormir como un bebé' para referirse a un sueño largo y reparador. «Los despertares en el primer año de vida son algo muy frecuente y fisiológico», asegura Elena Martínez Cayuelas, neuropediatra del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz de Madrid y miembro del Grupo de Trastorno de Sueño de la Sociedad Española de Neurología Pediátrica (SENEP).
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0-3 MESES
«Los recién nacidos no distinguen entre el día y la noche y no siguen un ritmo circadiano de 24 horas como el adulto, sino un patrón ultradiano con ciclos cortos de sueño y vigilia de aproximadamente tres horas en las que comen, hacen sus necesidades y vuelta a empezar», explica la psicóloga infantil Laura Pazos. De uno a tres meses «van organizando el sueño en periodos más largos, pero todavía sin mucha preferencia nocturna», añade la neuropediatra Elena Martínez Cayuelas.
Un sueño en dos fases. El recién nacido tiene solo dos fases de sueño. «Inician el sueño en fase activa (REM) y durante 20 minutos pueden hacer pequeños ruidos, lloriqueos, movimientos como tics y movimientos oculares rápidos. Gestos completamente normales. En la fase de sueño tranquilo (NREM) se relajan profundamente».
«Se despierta poco, ¿es normal?». «Sus ciclos duran entre 45 y 60 minutos y se acompañan de microdespertares frecuentes, un mecanismo natural que ayuda a garantizar la supervivencia», tranquiliza a las familias Laura Pazos. No son capaces de enlazar uno ciclo y otro de sueño, «por lo que necesitarán ayuda».
4-6 MESES
«A partir de los 3 meses comienzan a producir su propia melatonina, que es la hormona del descanso», indica la neuropediatra –hasta ese momento dependen de las reservan que hayan obtenido de su madre a través de la sangre de la placenta–. «Ya muestran una mayor preferencia nocturna». Aunque todavía se despertarán tres o cuatro veces por la noche porque necesitan comer cada dos o tres horas. Una pista para saber si toman pecho por hambre o si lo usan a modo de 'chupete': «Durante la toma nutritiva la succión es más profunda, lenta y constante, tragan en cada succión y suelen durar aproximadamente 5 minutos. En las tomas de confort los movimientos de succión son más rápidos y el bebé traga cada cinco o seis succiones», señala la autora.
La crisis de los 4 meses. A los 4 meses muchas familias notan que su bebé empieza a dormir peor. «Pasan de tener un sueño de dos fases a cinco y eso trae consigo un aumento de los despertares». Será la primera de las llamadas 'crisis' o regresiones de sueño –antes de ese tiempo puede haber otras pero no son tan evidentes–.
«Se dormía con el ruido de la verbena y ahora no podemos ni encender la televisión...». Explica la psicóloga que en este periodo del crecimiento se añade otra dificultad: mientras que los recién nacidos empiezan el sueño en la fase REM, a esta edad la inician en fases más ligeras de la NREM, «con lo que son más sensibles al ruido del entorno y a los despertares».
6-18 MESES
«A los 6 meses la melatonina ya tiene un ritmo establecido y el sueño del bebé ya está organizado en torno a la noche», apunta Elena Martínez. A esta edad todavía harán tres siestas durante día y, a medida que vayan creciendo y acercándose al año de vida, harán ya solo dos, «de una duración de entre una y tres horas cada una». Para pasar a una sola al llegar al año y medio.
Un 'tirón' de 6 horas. «Muchos bebés ya duermen un periodo ininterrumpido de sueño de unas 6 horas, aunque otros pueden despertarse entre una y tres veces por noche», advierte la neuropediatra. Y es que todavía suelen comer «cada tres o cuatro horas hasta los 14 meses».
«Ha sido empezar la guardería y dormir peor...». En esta franja de edad muchos niños empiezan a ir a la guardería y ya son capaces de sentarse y de gatear e incluso caminar, hitos del desarrollo que generan «ansiedad por separación, por lo que pueden necesitar mayor cercanía y seguridad durante el sueño», advierte Laura Pazos. Las primeras palabras y los primeros pasos generan «excitación», que puede traducirse en dificultades para dormir: «Sus mentes están activas incluso a la hora de descansar». A esta crisis se la conoce como la regresión de los 8 meses, aunque puede manifestarse a los 9 o a los 10.
18-24 MESES
Algunos bebés ya llevan meses durmiendo 'del tirón' y otros tardarán aún en hacerlo, pero en esta fase de la vida el sueño ya es más estable y suelen ser capaces de descansar la noche entera, de 11 a 12 horas –ya no necesitan alimentarse por la noche–. «Suelen hacer una sola siesta, de una a tres de la tarde normalmente», señala Laura Martínez.
14-17 horas La National Sleep Foundation recomienda que los recién nacidos hasta los 3 meses deberían dormir entre 14 y 17 horas.
12-15 horas Para los bebés desde los 3 hasta los 12 meses.
11-14 horas A partir de los 12 meses y hasta los 2 años de edad.
«Ahora que habíamos empezado a descansar... de repente se va todo al garete». Muchas familias refieren sobre el año y medio un cambio, una 'vuelta atrás' en el descanso del niño. Es la temida crisis de los 18 meses. «Pilla por sorpresa a los padres porque de dormir toda la noche, el bebé pasa a volverse a despertar con frecuencia». Y es que le pasan muchas cosas a la vez: asoman los primeros molares y los caninos, algo que resulta bastante molesto. Al mismo tiempo, se produce una explosión del lenguaje –aprenden de 5 a 9 palabras nuevas cada día–, aparecen las rabietas y dicen a todo 'no', incluso a ir a la cama. «Su cerebro funciona a máxima velocidad y parece que nunca se cansan, ni de día ni de noche», orienta Laura Pazos.
¡Señales de sueño! Tienes 15 minutos en el mejor de los casos
Señales de sueño tempranas:
Cierra los ojos, se le pone roja la zona de las cejas, voltea la cabeza, tiene la mirada perdida. «Cuando veas esto, tienes de 10 a 15 minutos para ponerle a dormir», apremia Laura Pazos.
Señales intermedias:
Bosteza, se tira de las orejas, se frota los ojos, empieza a irritarse. «Habrá que llevarlo inmediatamente a la cama».
Señales tardías:
Arquea la espalda, se pone rígido, cuesta consolarlo, llora y grita. «Vas tarde. El niño está 'sobrecansado' y le costará dormir».
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