El desparpajo y la inteligencia
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Ayuso juega al 'nacionalismo español' como factor de agitación y compromete a la larga el liderazgo de Feijóo en vísperas del congreso del PPSecciones
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Ayuso juega al 'nacionalismo español' como factor de agitación y compromete a la larga el liderazgo de Feijóo en vísperas del congreso del PPTodo transcurre a una velocidad vertiginosa. La polémica de hoy sepulta a la de ayer y así hasta el infinito. Leire Díez, la exmilitante socialista ... en el candelero en los últimos días, ha quedado eclipsada al final de la semana por Isabel Díez Ayuso y su decisión de ausentarse de la Conferencia de Presidentes celebrada en Barcelona mientras se utilizaba el euskera y el catalán por parte del lehendakari Pradales y del presidente de la Generalitat,Salvador Illa. La mandataria madileña ha interpretado que 'oficializar' el pinganillo era una ofensa. Pero para muchos, no solo nacionalistas, la falta de educación de Ayuso ha sido, además de un agravio para los hablantes de dos lenguajes oficiales de España, un gran error político por parte del PP, que proyecta una imagen de animosidad hacia la diversidad lingüística de España. Se trata de una estrategia de agitación que recurre al 'nacionalismo español' para tapar sus propias carencias.
La apuesta le puede salir mal al PP a largo plazo y ser pan para hoy y hambre para mañana. Puede que una parte del electorado de centroderecha en Madrid vea con simpatía el desparpajo de su presidenta. Pero alimentar este perfil tan poco sensible daña a este partido el el flanco de la centralidad en un momento en el que intenta fijar un marco: el agotamiento por colapso del 'sanchismo', asediado, según esta narrativa apocalíptica, por casos de corrupción y con una manifestación multitudinaria que hoy pretende simbolizar una potente fotografía de hartazgo de una parte de la sociedad, muy hipermovilizada. El riesgo de pasarse de frenada es que en ese constante intento de equiparar la actual situación con el declive final de Felipe Gonzalez –con casos de corrupción cualitativamente más graves entonces– se trasluzca una estrategia de ansiedad ante la incapacidad de llegar al poder.
Con un discurso retórico instalado en una agresividad sin predentes –y las palabras nunca son inocuas– Alberto Núñez Feijóo debería marcar su terreno sin complejos y desmarcarse del estilo de la provocación de Ayuso. Construir la nación española al margen de los sentimientos de identiddad vasco y catalán, o en contra de ellos, es un movimiento excluyente y responde a una visión sesgada y reduccionista que refuerza el tópico y destruye torpemente las complicidades del PP con la periferia.
El protagonismo de Ayuso ha dejado detrás el sainete de la comparececia de Leire Díez, la exmilitante socialista que ha negado esta semana ser la 'fontanera' de Ferraz, y que ha querido ofrecer su versión de su supuesta labor de investigación periodística. en busca de 'trapos sucios' de la UCO. El papel de Díez es otro ejemplo en el que el desparpajo puede convertirse en un arma de doble filo y comprometer al partido del que ha formado parte hasta ahora. El terreno se antoja sumamente resbaladizo. Anticorrupción ya ha aclarado que no ha habido ninguna actuación irregular ni ningún trato de favor, pero ahora tendrá que quedar claro que en las conversaciones de esta exconcejala del PSOE tampoco ha habido tráfico de influencias.
El caso se enreda en una madeja de intereses que se libran entre empresarios afectados por investigaciones judiciales en relación con la suculenta trama de los hidrocarburos. La relación de Díez con el empresario Dolset, que es uno de ellos y al parecer perjudicado en su día por una investigación de la UCO, destapa más preguntas que sospechas. Y la presencia de Víctor de Aldama para 'reventar' la comparecencia de Díez con un aire muy similar a los episodios de Ruiz Mateos en los años 80, solo nos llevan al rubor colectivo y a preguntarnos si es compatible este numerito con su situación procesal; investigado y en libertad por su aparente disposición a colaborar con la justicia.
En este paisaje tan complejo, lo que no se entiende es el silencio oficial del PSOE, que sigue sin ofrecer explicaciones públicas en una torpe estrategia defensiva que le permite al PP recurrir a la desproporción más demoledora, convirtiendo la sospecha en sentencia. Cada minuto que no hay una respuesta convincente desde Ferraz se deja la iniciativa a Leire Díez.
Con esta incapacidad para romper el bucle, la legislatura se enfila hacia el bloqueo. Podrá aguantar teóricamente hasta el 2027, porque no hay números para una moción de censura que provoque la caída del Ejecutivo, pero la sensación de colapso y la radicalización de los bloques en liza sólo nos van a conducir a un exasperante deterioro de la situación. En este panorama, los buenos datos macroeconómicos insuflan aire al Gobierno, a pesar de que su traducción doméstica en el día a día deja mucho que desear, con la vivienda y la carestía de la vida convertidas en una losa para cualquier gobernante público. El debate que viene en la OTAN -el de un fuerte incremento del gasto en defensa- constituye una amenaza letal al modelo social europeo, y para la socialdemocracia constituye un ejercicio traumático en el que va a va tener que retratarse con claridad. Estos son los debates de fondo, más allá del ruido y más allá del fango que nos ocupan. Y es que, una vez más, las ramas siguen sin dejarnos de ver el bosque.
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